Amaruk Kayshapanta (Ecuador-Salasaka) empezó su carrera profesional en el mundo del cine y TV para dedicarse a su verdadera vocación: la actuación hace 22 años en España. No sin antes publicar 16 libros su último libro «Amawtismo el origen del universo andino” carena ediciones en 2022 y Amazon.
Desde entonces, ha desarrollado una prolífera carrera como artista multidisciplinar marcado por numerosas apariciones en televisión, teatro y cine. Premios y reconocimientos.
En esta entrevista nos desvela los motivos por los que se ha embarcado en esta aventura y nos ayuda a destripar sin tapujos el presente y el futuro de la situación de la cultura en España y Americalatina.
¿Qué opinas sobre tu último libro? ¿Qué destacarías de la historia?
Es una historia preciosa llena de la poesía y la magia que tanto necesitamos todos ahora. Un canto al amor, a la amistad, la educación y a la libertad identitaria de los Andes.
¿Ahora tu trabajo te lleva recoger la medalla de oro de la academia de cine español 2022?
Muy divertido y enriquecedor. Es ahí donde más puedes agradecer a todos tus maestros. Y, de pronto, tras años y días de aportar tu talento es reconocido para todos los actores y actrices latinoanericanos. Esto es justicia para mi colectivo latino se lo merecen esto y mucho más.
¿Os conocíais de antes Joaquin Phonix y tú? ¿Volveríais a trabajar juntos?
Sí. Habíamos coincidido en la pelicula ”The Brother Sisters”, aunque llegamos a compartir escenas. Sabía que. Joaquín era una gran persona y gran actor ganador de un Oscar. Pero compartir un rodaje tan emocional con el me ha enseñado que, además, es una de las actrices más generosas que conozco. Sin duda volvería a trabajar con referentes mundiales es un regalo de la vida. Hace que todo fluya, que todo sea fácil y auténtico
¿El primer indígena del Ecuador en recibir este premio que se siente en medio de crisis y problemas en el mundo?
Toda crisis tiene su parte positiva y ésta también la tiene: nos obliga a reinventarnos a nosotros mismos, a buscar nuevas formas de expresarnos, de llevar adelante nuestros proyectos para poder convertir en realidad nuestros sueños. Podrán quitarnos las ayudas, los teatros, el cine o la televisión, pero jamás podrán robarnos nuestros sueños como inmigrante somos amantes de los imposibles. Y por el premio siento felicidad de que si yo pude ustedes también no hay nada imposible se lo dedico a mi hijo Ayniruk Kayshapanta. Mi legado de vida es servir a los demás por eso mi actividad como defensor de los derechos humanos es permanente. Yo estoy en esta profesión porque me permite hacer lo que me gusta y trabajar con gente a la que entiendo y me entiende. Y eso es lo más importante para mí. En el caso como escritor solo es hacer uso de mi palabra escrita como indígena que soy Kichwa inmortalizo nuestra sabiduría a todos mis lectores andinos.
¿Qué les dirías a los jóvenes que intentan hacerse un hueco en la industria en estos momentos, pero cada vez les resulta más difícil?
Que si de verdad quieren hacer cine no se dejen vencer. Las dificultades son muchas y enormes, pero si de verdad aman el cine tienen la mejor arma para vencerlas. Hacer cine hoy es un acto de resistencia. Y esta es una batalla que, juntos, la vamos a ganar.
¿Qué tal fue el último rodaje? la experiencia?
El rodaje de fue en New york y Grecia concretamente en Atenas ha sido de los mejores de mi vida. Todo el equipo estaba enamorado del proyecto y hubo muchísima química entre todos desde el primer momento. Solo las cosas que se aman pueden hacerse bien. Sin duda volvería a trabajar en un proyecto como este y con unas personas como estas. Fue un auténtico regalo para mí.
¿Cómo te preparaste el papel de Janson Medina en la película El Guardián Invisible, Legado de los huesos? ¿Debió ser un reto para ti el hecho de tener que hacer de un criminal total?
Es lo que más me costó, asumir ese rol tan maligno me ayudaron mucho, y también unas buenas charlas con la escritora de la saga literaria como es Dolores Redondo una genia literaria nos hicimos buenos amigos. Fue un auténtico reto, muy vertiginoso como todos los actores, nunca estamos del todo satisfechos con nuestro trabajo.
Por otro lado, el dar vida a un personaje, algo tan lejano a lo que he hecho hasta ahora ha sido una verdadera gozada que me ha permitido buscar cosas nuevas y arriesgar. Esta es una profesión en la que una de las primeras cosas que debes aprender es a perder el miedo a fracasar. Si no buscas tus límites, si no arriesgas, jamás avanzarás y te perderás haber descubierto facetas absolutamente desconocidas dentro de ti. Por eso interpretar papeles muy alejados de tu personalidad es una experiencia profundamente enriquecedora. Como Kichwa siempre viví al limité.
¿Nos podrías hablar en qué proyectos estás inmerso ahora mismo? ¿Y qué otros tienes previstos para el futuro?
En este momento acabo de firmar contrato para protagonizar un largometraje 100% andino » El corazón de la tierra» del director Alberto Muenala, que se rodará en Ecuador. Encarnaré a un personaje de la política ecuatoriana que fundo el primer partido político democrático indígena esperamos rodar en agosto de este año en lengua kichwa. Y estoy ensayando otro montaje teatral, Ayniruk el niño del mar, que estrenaremos en Juventus Teatro en septiembre. En defensa de los niños sin derechos en España sobre Custodia compartida.
¿Cómo ves la situación de la cultura en nuestro país? ¿Qué alternativas crees que deben potenciarse?
Estamos viviendo una venganza política de una panda de mediocres que no entienden que la crítica forma parte de la cultura y por eso la criminalizan. Un pueblo sin cultura es más fácil de manejar, está domesticado, por eso han subido el IVA del cine y del teatro al 21%, el más alto de Europa, y el del fútbol lo han dejado en el 10% (al parecer lo consideran un artículo de primera necesidad). A nivel cine deberíamos orientar nuestra industria hacia las coproducciones europeas, donde todavía existe algo tan necesario como las ayudas para poder competir contra el gigante norteamericano. Eso, además, permitirá que nuestro cine abra su temática a temas universales y no tan locales (¿Por qué un director neozelandés puede dirigir una película sobre la guerra de Secesión norteamericana y en cambio nuestro cine solo puede hablar de nuestra guerra civil?) El cine español vive el mejor momento de su historia en cuanto a talento, y ahí están todos los premios y el reconocimiento internacional que tiene. El problema es que aquí una parte muy importante de los medios de comunicación de la derecha más rancia se han dedicado a desprestigiarlo y a ponerlo a parir. Lo triste es que han conseguido que una buena parte de la población no vaya a ver cine español, por prejuicios o incluso por militancia política.
Para mí hacer hoy teatro e ir a ver teatro es resistir, es decirles “No van a poder con nosotros, no vais a acabar con la cultura”. Podrán quitarnos el cine, la tele y el teatro, pero siempre nos quedará la calle. Yo he pasado de pasear por la alfombra roja de Festivales a leer poemas en el metro y a hacer teatro de calle. Amo esta profesión y me dedicaré a ella, sea donde sea y en el medio que sea, mientas mi cuerpo aguante. Al ser runa kichwa nunca nos damos por vencidos.
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