Este género musical, melancólico y alegre a la vez, es un signo de identidad ecuatoriana. Hace pocos días la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En presencia de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, luego de un largo proceso, el pasillo ecuatoriano, que se encontraba incluido desde 2018 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial del Ecuador, pasó a constituirse en un valor intangible que el país comparte al mundo.
El Pasillo
El pasillo es una expresión de la identidad musical del Ecuador, representa el alma del pueblo ecuatoriano. El pasillo es un poema que se canta, es una música inolvidable que al cantarlo habremos reconocido, comprendido y amado a nuestra patria.
“Cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras, cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas, evocaré este idilio con sus azules horas, cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras…”, dice la primera estrofa de Sombras, uno de los pasillos más conocidos del Ecuador y que ha sido interpretado por varias voces, entre ellas la de Julio Jaramillo, el ruiseñor de América, quien internacionalizó este género musical en los años sesenta y setenta. Precisamente, en memoria de su nacimiento, cada 1 de octubre se celebra en el país el Día del Pasillo.
¿DE DÓNDE VIENE?
De acuerdo con historiadores citados en el libro El pasillo en el Ecuador, este género musical fue introducido en Quito en el último tercio del siglo XIX, en 1877, y vino desde Colombia, pasando antes por Venezuela y Centroamérica. Es el resultado de una fusión entre diversas músicas indígenas y europeas, en particular el vals, el minué y el bolero español.
Los primeros compositores ecuatorianos de pasillos fueron Aparicio Córdoba y Carlos Amable Ortiz. Se cree que en sus inicios el pasillo se integraba a la música de salón dentro de los círculos administrativos y políticos; sin embargo, “debió hallarse desde mucho antes en el repertorio musical del pueblo ecuatoriano a través de las interpretaciones de las bandas militares y de los músicos populares”.
El compositor quiteño Pedro Traversari (1874-1956) creía que el pasillo era un baile popular que pasó de Colombia a Ecuador y fue el primer musicólogo que se encargó de pautar “esta música contradictoria, tan agitada y alegre como melancólica”, un sentir que atraviesa a todo ecuatoriano en la faz de la Tierra. Dondequiera que se encuentre, escuchar un pasillo le remontará inevitablemente a sus raíces.
Aunque existen varias versiones sobre la procedencia de su nombre, la mayoría de historiadores coinciden en que se debe a la forma en que se bailaba este ritmo, “con pasos cortos y rápidos”. De allí que se podría afirmar que el pasillo fue primero una danza que luego asumió características de canción. El esparcimiento de este género en una época de constitución territorial y de los valores y símbolos republicanos debe haber incidido para que hoy se le considere como el género más importante de la música ecuatoriana.
CANTAR AL AMOR EN TODAS SUS FORMAS
Según el artículo académico Pasillo Ecuatoriano, Origen Identidad y Olvido, el pasillo adquiere su personalidad por medio del requinto, instrumento musical que le otorga un sentido de melancolía. Además de mezclarse con otros géneros, se inspiró en la literatura romántica ecuatoriana, convirtiéndose así en un poema de amor musicalizado “que se le canta al amor correspondido, al no correspondido y al amor traicionado…”.
La época dorada del pasillo fueron las décadas de 1950 y 1960, un periodo de estabilidad política, prosperidad y modernización del país debido al boom en la exportación del banano. Fue un periodo de esplendor del pasillo debido a los avances tecnológicos en la grabación del sonido, la llegada de la televisión, la aparición de los nuevos cantantes y músicos que innovaron el estilo de cantarlo. En la década de 1950, el pasillo adoptó la instrumentación de dos guitarras y un requinto.
LOS REFERENTES
Si bien Julio Jaramillo es el referente del pasillo en el Ecuador y en el mundo, otros cantantes también hicieron lo suyo. Entre ellos destacan Olimpo Cárdenas, Patricia González, Gonzalo Benítez y Luis Alberto Valencia, Eduardo y Danilo Miño Naranjo, Carlota Jaramillo, Hilda Murillo y muchos otros. Así también artistas más jóvenes lo han revitalizado con el interés de mantenerlo con vida entre las nuevas generaciones. Ese es el caso del Trío Pambil y Karla Kanora, que en el siguiente video interpretan uno de los más famosos pasillos ecuatorianos: El alma en los labios.
UN SIGNO DE IDENTIDAD ECUATORIANA
Según la UNESCO, la distinción como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad se da como un reconocimiento internacional a los saberes, conocimientos y prácticas de este género musical, pues “para los ecuatorianos este elemento del patrimonio cultural inmaterial se ha convertido con el correr del tiempo en una forma de expresión colectiva que constituye un signo de su identidad y un vínculo de unión con su patria”.
“Las letras de las canciones entonadas al compás de la música evocan el amor y sus penas, la familia, la patria y la vida diaria de la gente, haciendo del pasillo un auténtico poema musical”, agrega el organismo. Es que al parecer el investigador alemán Alexander Von Humboldt tenía razón cuando en 1842 dijo que “los ecuatorianos son seres raros y únicos, duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparable belleza, se alegran con música triste”.
Con esta declaratoria, el pasillo se convierte en el cuarto patrimonio inmaterial del país. El primero fue el patrimonio oral y las manifestaciones culturales del pueblo Sápara; el segundo, el tejido tradicional del sombrero de paja toquilla, y el tercero, la música de marimba: cantos y danzas tradicionales de la región del Pacífico Sur colombiano y la provincia de Esmeraldas del Ecuador.
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